Cuando se definen los objetivos de una organización, en términos generales, se deben revisar los ingresos esperados, los costos de venta, el personal requerido, las instalaciones y gastos generales. También es importante considerar el estado o proyección de activos, pasivos y fondos para la operación. Finalmente se deben establecer los objetivos de crecimiento y los plazos en que se esperan alcanzar.
En el momento de plantear los objetivos deben ser realistas pero agresivos, se deben plantear de manera consistente y coherente para evitar inconsistencias durante la planificación o ejecución. Los objetivos deben ser específicos y claros, sin ningún tipo de ambigüedad y cuantificables de alguna manera. En este punto el enfoque SMART puede ser de gran utilidad.
Para CMMI los objetivos que típicamente se consideran están orientados a:
- mejorar la calidad del producto, ya sea la funcionalidad o los atributos de calidad,
- incrementar la productividad,
- incrementar la eficiencia y efectividad,
- incrementar la consistencia en el cumplimiento de presupuestos y calendarios,
- disminuir los tiempos de desarrollo,
- incrementar la satisfacción del cliente y usuario final,
- reducir los tiempos para modificar o agregar nuevas funcionalidades o adaptar nuevas tecnologías,
- mejorar el rendimiento de la cadena de suministro, o
- mejorar el uso de los recursos en la organización.
Una vez que los objetivos han sido definidos deben ser la base para la definición de las estrategias de la organización y se debe controlar periódicamente el cumplimiento de los mismos, y en su caso ajustar la operación o eventualmente replantear los objetivos en caso de incumplimiento. El proyecto de mejora debe estar orientado a alcanzar esos objetivos y mejorar los resultados de la organización.
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