BPM ha revolucionado en cierta forma la gestión de las organizaciones, centrando el enfoque hacia los procesos. CMMI por su parte tiene años promoviendo mejores prácticas en la industria que facilitan la mejora de procesos.
Entender cómo se relacionan puede contribuir a un mejor resultado en las actividades esenciales de las empresas y por tanto incidir en su crecimiento.